La Casa de Dios

La Casa de Dios

Técnica mixta sobre lienzo
Acrílico, emplaste y arena de sílice
Medidas: 100x150cm

Un cielo profundamente azul, una fachada blanca de textura rugosa, un árbol dorado que parece abrazar el silencio… y una puerta amarilla que sugiere misterio y acogida.

La Casa de Dios nació en el estudio, pero también en casa. Mientras aplicaba capas de color y textura, mi hijo Ignacio de 8 años observaba en silencio. Fue él quien, con la claridad y sensibilidad dijo sin dudar: “Esa es la casa de Dios”. Así quedó bautizada esta obra, desde la pureza de una mirada inocente que supo ver más allá de lo visible.

La pieza combina una técnica rica en materia —acrílicos mezclados con emplaste y arena de sílice— con una estética minimalista que transmite serenidad. El árbol, luminoso y orgánico, crece junto al muro blanco como un símbolo de vida y permanencia. La puerta, en un amarillo intenso, parece un umbral hacia lo sagrado, hacia el interior, hacia lo que no se ve.

Es una obra que no sólo se contempla: se siente. Invita a detenerse, a respirar, a recordar que lo divino puede estar en lo simple, en lo cotidiano… o en la mirada de un niño.